CONVENTO DE SAN AGUSTÍN (ss. XVII-XVIII)

CONVENTO DE SAN AGUSTÍN (ss. XVII-XVIII)

DESCRIPCIÓN

El convento de San Agustín es un conjunto arquitectónico formado por tres construcciones principales: iglesia, claustro y dependencias conventuales.

EL CLAUSTRO

Constituye el elemento organizador del conjunto, ubicándose en el centro del mismo. Tiene planta prácticamente cuadrada y consta de dos pisos, construidos en ladrillo. La planta baja presenta una galería de arcos de medio punto que se apoyan en columnas toscanas de piedra sobre plinto, corriendo por encima de la arquería una imposta formada por una hilada de ladrillo curvo. Esta planta baja se cubre con bóveda de cañón con lunetos y bóveda de crucería en los ángulos.

El piso superior es de menor altura, abriéndose con amplios vanos cuadrados enmarcados por pilastras. La cubierta fue modificada en el siglo XVIII, por lo que presenta una bóveda de lunetos muy rebajada. El patio del claustro presenta una solería de canto rodado, alzándose en el centro un pozo de piedra.

LA IGLESIA

La iglesia cierra el claustro por el lado suroeste. Se trata de un templo de una sola nave de cuatro tramos con capillas entre los contrafuertes, comunicadas entre sí, que se abren a la nave central a través de amplias arcadas de medio punto.

Cuenta con un transepto no saliente en planta, diferenciado por la mayor anchura del tramo, y una cabecera de testero recto y planta rectangular, con unas dimensiones inusualmente grandes en relación con el resto de la iglesia. Esto se debe a que, originalmente, el retablo mayor se encontraba en una zona más próxima al crucero, dejando un espacio libre en la parte posterior de la cabecera que era utilizado como coro por los monjes agustinos. La planta se completa con la llamada capilla de San Nicolás, de grandes dimensiones y construida en el extremo del crucero en 1788.

El tipo de cubierta utilizado es la bóveda de cañón rebajada con lunetos, que aparece en todos los espacios del templo excepto en el crucero, cubierto con una cúpula sobre pechinas de importantes dimensiones. En el alzado interior destaca la tribuna arquitrabada existente en los dos tramos de la nave más próximos a la cabecera, que se prolonga abierta hacia los pies, en forma de coro sobre el tramo de entrada.

En cuanto a la decoración, destaca el uso de motivos vegetales mediante esgrafiados y yeserías en relieve, junto con una decoración pictórica que, lamentablemente, se ha perdido en gran medida, de la misma forma que gran parte del arte mueble original.

De entre los elementos conservados destacan las pechinas de la cúpula, en las que encontramos cuatro lienzos en los que se representa a cuatro personajes ilustres de la orden agustina: el propio San Agustín, vestido con capa bordada, mitra y báculo, y escribiendo bajo dictado divino; San Egidio, también representado escribiendo sentado junto a una mesa; Santo Tomás de Villanueva, arzobispo de Valencia, representado en acto de dar limosna; y San Gelasio, representado con los atributos papales de la capa, la mitra y la cruz pontificial de triple travesaño.

En la capilla de San Nicolás se conserva una figura en madera tallada policromada y estofada, cuya realización se atribuye al siglo XVII, y que es identificada, pese a la escasez de detalles iconográficos, con la de San Agustín. Es probable que formara parte de uno de los perdidos retablos del templo, quizás del ubicado en el altar mayor, que fueron destruidos durante la Guerra Civil.

 

 

 

 

LAS DEPENDENCIAS CONVENTUALES

Se extienden a lo largo de tres de los lados del claustro, distribuyéndose en tres plantas. En las superiores se conservan algunas de las habitaciones primitivas, pero el resto han sido modificadas a lo largo del tiempo, en función de las necesidades de la orden.

LA FACHADA

En el lado de este gran conjunto que da a la calle de San Agustín se distinguen las fachadas de la iglesia y de las dependencias conventuales. La fachada de la iglesia era originalmente de piedra en su totalidad. Actualmente, después de la reforma realizada en 1968, conserva este material en la parte baja, reservándose el ladrillo para la parte superior. La portada está resaltada mediante un arco de medio punto formado por grandes dovelas y con las jambas molduradas y marcadas.

La fachada de las dependencias conventuales presenta una portada similar, en este caso con las dovelas y jambas decoradas con figuras geométricas.

HISTORIA

La fundación del convento se produjo en 1617, cuando el padre Juan de Ibarra (que anteriormente había fundado el convento de Samper de Calanda) solicitó al cabildo de Caspe el permiso para establecerse en la localidad y, ese mismo año, a las Cortes Generales del Reino reunidas en Calatayud, el permiso para fundar un convento de Agustinos Calzados. Se iniciaron así las obras en el solar que ahora ocupa el conjunto.

En 1623 se concluyó la iglesia, continuando las obras en el claustro y el resto de las dependencias. En 1663 la iglesia se amplió bajo los auspicios del prior de Zaragoza, Gabriel Hernández Abeger, obteniendo su forma actual a excepción de la capilla de San Nicolás, construida en 1788 como extensión de uno de los brazos del crucero.

Fue también en este momento, finales del siglo XVIII, cuando el convento experimentó su última gran reforma. Se reformó la portería y el refectorio, se modificó la parte superior del claustro rebajando los techos y se construyó el aljibe, en unas obras que fueron llevadas a cabo en gran parte gracias a la colaboración de los fieles caspolinos y del abad del Monasterio de Nuestra Señora de Rueda de Ebro (Sástago).

Las políticas desamortizadoras aprobadas durante el Trienio Liberal (1820-1823) afectaron directamente al convento, que se cerró al no disponer del número mínimo exigido de religiosos, estando deshabitado durante un breve período de tiempo en el que el edificio no sufrió cambios. En 1889 la iglesia y algunas dependencias pasaron a formar parte de la Orden Franciscana, por lo que el conjunto es popularmente conocido en la actualidad como “los franciscanos”.

 

FUNCIÓN

Además de acoger a las distintas congregaciones que lo han habitado y de su carácter de lugar de culto religioso, el convento de San Agustín ha sido utilizado para otros usos a lo largo de su historia.

Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) las tropas francesas lo utilizaron como almacén de víveres y como presidio. Su huerto llegó a utilizarse como lugar de sepultura cuando las fosas de la iglesia parroquial llegaron a su límite, antes de la creación del actual cementerio. Durante sus años de exclaustración sus dependencias fueron también sede temporal del Ayuntamiento, tras la destrucción de la Casa Consistorial en el contexto de las Guerras Carlistas. Finalmente, una de las alas del edificio se consagró a la enseñanza, utilizándose como escuela. Este espacio ha sido recientemente rehabilitado y destinado a albergar la Escuela Municipal de Música, mientras continúan las obras de rehabilitación del claustro y el resto de las dependencias.

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