ERMITA DE LA MAGDALENA O DE LA VIRGEN DEL PUEYO (s. XVIII)
DESCRIPCIÓN
Se trata de un pequeño edificio ubicado en una esquina de la calle del Pueyo, de la que ha tomado su denominación más popular (en aragonés, un pueyo es un cerro o elevación). Presenta una fachada principal en la que el acceso queda destacado mediante un arco de medio punto enmarcado por pilastras de orden toscano. El esquema se completa con un frontón triangular truncado, con molduras, que alberga una sencilla hornacina con la imagen de María Magdalena.
La parte superior de la fachada está rematada por un arco conopial truncado, realizado en ladrillo, en cuya parte recta se ubica la espadaña. El aspecto exterior general de la ermita aparece rematado por una linterna octogonal en ladrillo que envuelve la bóveda interior.
La planta es rectangular, con una sola nave de tres tramos separados por arcos fajones sobre pilastras. El primero y el tercero están cubiertos con bóveda de cañón con lunetos, funcionando el tercero como testero recto. El tramo central se cubre con bóveda esférica sobre pechinas, con abundante molduración en el arranque.
En el interior, revocado y pintado, destaca el entablamento moldurado que lo recorre uniendo los arranques de los arcos. En la cabecera, tras el altar, se encuentra la hornacina con la imagen de María Magdalena.
HISTORIA
En su obra “Anales de Caspe”, Mariano Valimaña (1784-1864) escribe que “En visita que hizo el Sr. arzobispo D. Juan Sáenz de Buruaga el día 4 de junio de 1776 prohibió decir misa en ninguna de las capillas fundadas sobre arcos en las calles. De estas resultas, viéndose sin misa los vecinos del Pueyo y su barrio, determinaron derribar el arco sobre el que estaba la capilla y hacer su ermita en tierra firme, como ahora la vemos”.
La construcción data, por tanto, de finales del siglo XVIII, cuando se prohibió la celebración de misas al aire libre para evitar la aglomeración de personas en la vía pública.
FUNCIÓN
La ermita ha sido empleada, desde su construcción, como lugar de culto dedicado a Santa María Magdalena.