ERMITA DE LA BALMA (s. XVIII)

ERMITA DE LA BALMA (s. XVIII)

DESCRIPCIÓN

Se trata de un pequeño edificio rodeado por viviendas en ambos lados, por lo que desde el exterior sólo es visible su fachada principal. En ella se destaca el acceso mediante un arco de medio punto con grandes dovelas ligeramente almohadilladas, imposta volada y jambas cajeadas. Sobre la clave del arco se encuentra una hornacina con la imagen de la Virgen con el Niño.

La fachada se remata con un arco en cortina truncado y moldurado, con una espadaña en su tramo recto. Bajo el arco aparecen dos gárgolas o desagües cilíndricos.

La planta es rectangular, con una única nave de tres tramos separados por arcos fajones, todos ellos cubiertos con bóveda de cañón con lunetos, y de los que el tercero es más pequeño y funciona como testero recto.

En el interior, revocado y pintado, los muros son lisos, destacando únicamente un entablamento moldurado que recorre todo el perímetro y del que parten los arcos fajones. En la cabecera se ubica una hornacina con la figura de la Virgen.

 

HISTORIA

El origen de esta ermita está vinculado al culto a Santa María Magdalena profesado en el Santuario de la Virgen de la Balma, en el municipio castellonés de Zorita del Maestrazgo. Este santuario se convirtió en un auténtico centro de peregrinación a partir del siglo XVI, al que acudían gentes de distintas localidades a curarse de estar “endemoniadas” (con este término se aludía a quienes, en realidad, padecían los síntomas de enfermedades como la epilepsia).

El culto a la Virgen de la Balma arraigó en Caspe, desde donde se formaban grupos que partían hacia este “santuario de los endemoniados” en un viaje que suponía varios días de trayecto en condiciones penosas. Ante la dificultad de llevar a cabo este viaje todos los años, un grupo de vecinos de la calle del Muro decidió traer el culto al municipio, encargando una imagen de devoción similar a la que se encontraba en el santuario de Zorita y constituyendo, en 1835, la Cofradía de la Balma. En 1843 se construía la ermita, financiada por los miembros de la cofradía.

FUNCIÓN

La ermita se construyó, por tanto, para albergar dicha imagen y para ofrecer un lugar de culto a la Virgen de la Balma, función que ha mantenido hasta la actualidad. El día de su festividad (2 de septiembre) se celebra una procesión en la que la imagen recorre las calles de Caspe hasta la iglesia de Santa María la Mayor, acompañada por la Banda Municipal de Música.

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